Fotografía: Montse Fornós ©
Después de muchos años e investigaciones,
nadie pone en duda que la resiliencia es una realidad confirmada: la
capacidad del ser humano para afrontar experiencias traumáticas e incluso
salir fortalecido de ellas, nos coloca frente a la realidad resiliente.
Ahora, frente a esta situación de
emergencia mundial por el coronavirus COVID-19, los profesionales de la
psicología, debemos saber cómo colaborar para ayudar a crear estos espacios de
resiliencia personal, familiar, grupal, social y comunitaria para confrontarla
entre todos de la forma más exitosa posible.
A la amenaza de un virus, algo
imperceptible al ojo humano, hay que añadirle otros factores de estrés: el
constante bombardeo de los medios, la dificultad para filtrar el volumen y la
veracidad de toda la información que se recibe, la percepción de que no todas
las medidas son suficientes, el miedo que genera su avance, y la aparición de
datos alarmantes; más la incertidumbre de la situación económica que este
estado de alarma está haciendo pasar a muchos trabajadores y familias.
1) QUE SENTIMIENTOS SE ESTÁN
MOVILIZANDO?
Los primeros sentimientos que debemos
confrontar son los de vulnerabilidad, indefensión e incertidumbre. La vulnerabilidad se explica en relación con algún tipo de amenaza, en
este caso a la capacidad de enfermar por un virus (con un tipo determinado de
virulencia, que amenaza la salud y en los casos más graves, también la vida, de
toda una comunidad); más las consecuencias que esta situación conlleva en
cuanto a pérdida de derechos (la libre circulación, como más significativo), de
actividades diarias cotidianas, de pérdidas de trabajo y de poder adquisitivo.
Wisner (2003, pp. 11), definió la
vulnerabilidad como “las características de una persona o de un grupo y
su situación que influyen en su capacidad de anticipar, lidiar, resistir, y
recuperarse del impacto de un peligro natural, un evento o un proceso natural
extremo” [en At risk: natural hazards, people’s
vulnerability and disasters (London,
Routledge, 2003)]
El etólogo
francés Boris Cyrulnik ha acuñado el término de "resiliencia
comunitaria", que describe la capacidad de los pueblos para superar crisis
y catástrofes. Entre sus pilares se menciona la autoestima colectiva, la
identidad cultural, la honestidad, la solidaridad y el liderazgo comunitario,
como una manera eficaz de afrontamiento.
2) CUIDA TU SALUD MENTAL
DURANTE EL COVID-19
Unas
sugerencias sencillas, pero claras, desde donde cada uno puede empezar a
trabajar para mejorar la salud en general y potenciar sus factores resilientes.
-
Diferencia entre daño y desafío : el daño está
vinculado con nuestra valoración subjetiva de una posible amenaza,
nos vulnerabiliza; frente al daño sentimos la disminución de nuestra potencia
personal. Daño, lo asociamos a pérdida. En cambio, el desafío nos
confronta con nuestra percepción subjetiva de afirmación, de aserción (Dryzun,
J., 2006; Daño o desafío: posicionamiento subjetivo ante el trauma:
en red) Parece que en esta crisis, hemos pasado a poner el daño en primer
lugar, lo haya habido o no, y no acabamos de encontrar un giro en ese
posicionamiento. El COVID-19 también implica un desafío personal y social que
debemos atender. Es un momento importante de cambio global frente a
una amenaza real, que implicará muchas alteraciones y modificaciones a corto y
largo plazo en el sistema establecido. ¿Dónde nos vamos a posicionar?
SUGERENCIAS PARA CUIDARSE:
- APRENDE A TENER UN CUIDADO PERSONAL
ESENCIAL:
1) No
te aísles: si tienes esa posibilidad, los recursos actuales permiten tener un
mayor contacto con nuestra red de amigos o familiares. Mantener vínculos, ni que
sea a través de una llamada, es muy importante para la estabilidad emocional.
2)
Busca información, en medios fiables, pero no te sobre satures de la misma. Un
exceso de información, crea estados de pánico y angustia. Informados sí, pero
con criterio.
3)
Cuídate físicamente: no alteres tus pautas de descanso ni de alimentación. Y
evita lo máximo productos nocivos para tu salud. La mejor defensa contra el
virus, es tratar de tener cuidado de nuestro cuerpo. El tabaco, alcohol y
drogas, son malos compañeros de viaje en este momento.
- INDICACIONES BÁSICAS
PARA EL CONFINAMIENTO:
1) Estableced una rutina básica. Estar confinado no significa dejar que el día
pase, sin más, sin actividad y en pijama o chándal.
2) Ser disciplinados con esta rutina: por ejemplo, levantarse a una hora,
ducharse, vestirse, -como si se fuera a salir-, como recomendación. Pensad que en nuestra vida
las rutinas (como la laboral) nos estructuran tiempo, actividad y cabeza. Buscad
vuestra rutina.
3) No descuidéis ni vuestra higiene ni vuestro aspecto personal. Forma parte de
nuestra identidad.
4) No intentéis llenar el tiempo con muchas actividades como único fin de
“pasar el día”. Hay que saber encontrar también espacios personales, tiempo
para escucharnos, para disfrutar del silencio de las calles -desde tu ventana o
balcón- para meditar, para entender desde qué lugar nos va a cambiar esta
situación, para escuchar nuestro potencial resiliente, para hacer aquellas
cosas que no podemos hacer habitualmente.
5) Cuidad vuestra alimentación, pensad que ahora no vais a quemar las mismas
calorías que antes. Comed de modo racional para el desgaste actual. Evitad los
atracones por ansiedad, y si los identificáis, intentad llevarlos hacia otro
lado, como haciendo alguna actividad manual (trabajar con las manos, pone la
energía y la atención en un punto y ayuda a reducir los niveles de ansiedad)
6) Trabajad con vuestro cuerpo, buscad formas de actividad diaria, movedlo,
atendedlo, ésta en una situación extraordinaria de “no actividad”.
7) Cultivad vuestras pasiones: música, lectura, pintura, manualidades, punto,
escritura, poesía... Y poneros creativos.
8) Mantened viva vuestra red social.
- SI DEBES ASISTIR A TU
LUGAR DE TRABAJO:
1) Es importante para la gestión del estrés acumulativo:
- Definir y clarificar tu rol.
- Ajustar tus funciones al mismo.
- Evitar el perfeccionismo: en situaciones de emergencia, genera
expectativas desmesuradas, desborda emociones, y no nos permite ver nuestros
límites.
2) Trabajar en equipo, siempre que sea posible, ya que:
- Ayuda a estructurar y repartir las tareas.
- Da cohesión grupal.
- Nos permite a sentirnos menos solos en las tomas de decisiones.
- Determina las pautas concretas de actuación.
3) Escucha las señales de sobrecarga:
- Atiende a los turnos de trabajo y descanso
- Lleva a cabo rotaciones con otros compañeros
- Aliméntate bien
- Crea pequeños espacios libres de estrés: son muy importantes
en momentos de sobrecarga.
- Pide ayuda de soporte y apoyo de profesionales cualificados,
si lo necesitas.
Pensad que esto que nos toca vivir ahora, nos va a transformar,
preparémonos para lo que vendrá y para saber donde querremos estar.
CUIDAROS MUCHO
Montserrat Fornós
Psicología General Sanitaria
Colegiada 9318