viernes, 27 de noviembre de 2015

EL PAPEL DEL OXIMORON EN EL PROCESO DE RESILIENCIA


Oxímoron (Del gr. óxúμwron) m. ret. Combinación en una misma
estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto,

que originan un nuevo sentido; por ejemplo, un silencio atronador.
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.


Resiliencia implica una puerta a la expectativa de poder salir lo menos dañado posible para toda persona que ha vivido una situación traumática, pero... ¿cuándo comienza el proceso resiliente?

Para la mayoría de autores, el trauma supone el motor de dicho proceso, aunque en realidad solo es el inicio de un largo recorrido, ya que únicamente le daremos sentido -como tal- al final del mismo. En este tránsito por el dolor, el trauma se irá trasformado en adversidad y herida, en adversidad y expectativa, en reto, en motivación; será el dolor que abrirá la posibilidad de poder crecer a partir de él, de poner en juego toda la parte sana de nuestro mundo interior para poder construir desde el desastre. Es en la escisión del sujeto herido por el trauma donde se da el oxímoron. El placer de construir, la aceptación del reto, la expectativa de haber sido capaz, de haber podido crecer desde la adversidad y haberla convertido en aliada y no en enemiga, ahí reside el oxímoron. Y es partir de esta contradicción, que se inicia todo un camino para la restauración y sanación. El dolor que se convierte en motor y que da significado a todo el debate interno que se inicia.  Cyrulnik confirma que “… el oxímoron es la expresión de cómo un sufrimiento se transforma en obra de arte.” (La Maravilla del Dolor, 2001)